Desde responsables de atención al cliente hasta chefs de restaurante, pasando por conductoras de máquinas pisanieves o una de las figuras encargadas del buen funcionamiento de las pistas de esquí, las pisters. Estos son solo algunos de los puestos que ocupan las casi 650 mujeres que actualmente trabajan en Grandvalira. Esta cifra supone más de un tercio del total de la plantilla de la estación más grande del sur de Europa, formada por 1.840 trabajadores.
Maussi Arancet lleva 11 años trabajando como pister-socorrista en Grandvalira. En este tiempo ha visto como la cuota femenina ha pasado de dos personas en 2009 a las actuales 8. También Beatriz Calamita, una de las maquinistas de la estación, ha visto crecer el número de compañeras con los años. “Hasta hace bien poco [los que conducían máquinas pisanieves] eran mayoritariamente hombres”, asegura Beatriz. “Espero que cada vez sea una cosa menos rara”, añade.
Maussi comenta que “las que tenemos esta profesión sabemos que debemos trabajar a la par que los hombres”, confirmando que no importa ser hombre o mujer para realizar esta tarea. Tal como apunta Amélie Sala, Adjunta del Director Técnico de la estación, “no aporto por ser mujer, sino por ser quien soy”.